Y pasó. Finito. El examen de Rehabilitación ya es historia y puede que incluso esté aprobado. Solo queda uno y ya , oficialmente, podré dedicarme a...¡NADA!Bueno, me dedicaré a recuperar las horas de sueño,a leer sin tener remordimientos por no estar delante de los apuntes, a irme a la playa en días entre semana y disfrutar de ese pequeño dolce far niente que me va a durar un par de semanas antes de que vuelva el agobio.

Y a salir, aunque cuando llegue a casa al día siguiente y me tumbe en la cama, note algo raro.

Sensación de vacío dicen que se llama.Una sensación extraña, Cuando llevas una temporada con alguien (amig@s, novi@s...)y , de repente, pasas un rato sin ellos y sabes que durante un par de días cada uno recupera su vida, te invade el vacío. Un vacío que hace que te pongas a pensar en las risas, en el camino bajo la lluvia mientras Buda sujeta el paraguas y en los bailes de locas. Ratos de chuches, de chistes malos. De ir en taxis haciendo el tonto y jugar a dispararos. Colacaos a las 5 de la mañana. Conversaciones e idas de cabeza con consejos y advertencias.Bromas que hacen que estallemos de risa aunque no tengan ninguna gracia. De planes para acabar este año con buen sabor de boca. Y de situaciones que se me van de las manos y que van a convertirme en una psicópata que le da vueltas al mismo tema una y otra vez.

Pero qué bien lo pasa una cuando sabe que todavía queda muchos momentos así.

Feliz viernes, mis niñ@s.