martes, 8 de julio de 2014

Se acerca. Por fin está tan cerca que ya casi puedo ver a Almendra vestida de novia en la iglesia y deseando tener su guitarra para cantar  junto a   Buda y a su amiga del alma y así pasar desapercibida.

Se acerca el reencuentro de las sanadoras. Reencuentro que ya se produjo hace unos días y en los que una se queda con esa sensación de tiempo no pasado, donde sigue habiendo miradas que matan y miradas que ríen.

Se acerca el momento donde se ve desde la barrera como  se empieza a dejar de una  y se comienza a ser dos que respiran de forma sincronizada.

Se acercan cambios y , agarraos porque vienen curvas y nosotros siempre fuimos de tomarlas con fuerza.

Cambios grandes, pequeños. Cambios que se deciden y cambios que se precipitan. Cambios que se deberían haber producido hace tiempo y otros que no deberían pasar nunca.

¿Y sabéis una cosa?Por esta vez y sin que sirva de precedente, no tengo miedo a los cambios. Hoy soy yo la chica dura, de esas que mascarían tabaco y se irían con los chicos malos sin pensar, de esas que son las líderes de su manada /grupo de gruppies  y que ayuda a los demás a tomar decisiones con su voz ronca.

Hoy voy a ser yo el apoyo de mi roca, de esa pequeña roca que ha estado a mi lado para sujetarme y darme ánimos. Hoy voy a decirle que luche, que luche porque sabe que su sitio está en otro lado, que ella puede hacerlo todo y todo bien, pero que por una vez dejamos que no sea perfecta y que tenga miedo, que fracase y que se caiga, que tome una decisión y que se equivoque, que las equivocaciones que se toman en nombre de la felicidad propia nunca lo son, porque nos enseñan lo que queremos y lo que no.


Y sobre todo, hay que decirle que no tenga miedo, que sabe la forma de localizarnos, a una llamada de blog, porque las distancias nunca fueron problemas para las sanadoras.