No quiero comportarme como una niña pequeña ni dar la sensación de ser una malcriada, pero siento deciros que no, que no nací para este sacrificio. ¡No valgo para estudiar tanto tiempo seguido!¡No valgo para pasarme todo el verano, todo el otoño y parte del invierno metida entre cuatro paredes azules!No, lo siento, pero paso. Lo he intentado. Compré subrayadores para autoengañarme y pensar que sería divertido pintar los manuales. Llené la casa de post it de formas inimaginables (sabiendo que se trata de notas de quita y pon...y sí, compré las de forma de arce pero no las saco de casa para que no se gasten, que me las reservo para Navidad. Estos chinos, que tienen de todo) e incluso, cambié la música de mi despertador para animarme e ir con ganas, pero ni por esas. No valgo ni para cumplir un planning, voy coja de una asignatura ya, de otra me estoy autoengañando porque no tengo excusas (ni secretas ni públicas)para tener la misma capacidad de concentración que Miss Wisconsin...Y lo peor es que cuando llego a casa, mis pobres padres y/o familiares, sin olvidar a mis amigos, se piensan que me paso el día aprendiendo cosas como las vasculitis o el factor reumatoide y que ya sé qué pedir para hacer diagnósticos diferenciales de no sé que cosas raras que te pasan cuando te pones morado de marisco y alcohol...Padre, perdónalos porque no saben lo que dicen...

Pero todavía no está todo perdido. O sí, ya lo veremos en una semana.

Sed muy, muy felices mis niñ@s (y más aquellos que no estén mirviviendo y que chapotean libremente en las costas...Ojalá os pique una medusa pequeñita, pero medusa y así os demuestro todo lo que aprendo en mis días de biblioteca.¡ Y sin acritud ni envidia ni nada!).