Ella. Hay gente que tiene ángel. Hay gente que consigue enseguida que todo el que se acerque esté cómodo, feliz. Hay gente que tiene la risa como carta de presentación y que sabe pasárselo bien y hacerlo pasar bien. Pero como ella, pocas. Porque queridos amigos, Almendrita tiene eso a lo que la mayoría aspira, tiene ese pequeño don que no se puede definir. Solo ella consigue que una excursión a la huerta se convierta en un viaje de placer digno de hoteles de cinco estrellas. Porque solo ella consigue que los chorizos y los lomos (y los salchichones y todos los productos de la matanza de su ahora adorado tío) resulten bocados de estrella Michelín. Porque es capaz de conseguir que el cielo esté lleno de estrellas y que por la noche los bichos no piquen y se vayan a dormir sin molestar. Porque puede que ella tenga el secreto para que Tulpi se desfogue bailando y consiga que Buda vuelva a su adolescencia más profunda. Porque sabe como juntar a la gente y hacer que todos parezcan amigos de la infancia. Porque en su piscina pasan cosas mágicas como que aparezcan bebidas sin parar, patatas fritas sabrosas y flotadores aptos para todo tipo de cuerpos. Porque con ella, las penas son menos penas. ¿Cómo no se va a querer ser de mayor como ella, si hasta conserva su chándal de 5000 pesetas como si estuviera nuevo?

Almendra, eres muy, muy grande. Y de mayor, como tú con ojos cerrados.