viernes, 9 de octubre de 2009

Cuando era pequeña, tenía un juego con mi prima del alma. Las dos sabíamos que era imposible pero nos encantaba imaginarnos que comprariamos una isla para vivir las dos juntas y así, no tener que separarnos nunca. Teníamos claro que habría una zona común y un cine gigantesco, con una máquina de hacer palomitas gigante y llenos de filmes clásicos. También sabíamos que el gimnasio no iba a existir,solo cederíamos en los masajes y en la piscina climatizada. Y por supuesto,libros por todos lados.Y lo mejor es que nadie podía encontrarnos pues teníamos escudo de invisibilidad y,así, hacer lo que quisieramos. Sin control ni órdenes ni gritos.
Me hace gracia ver como de pequeños soñamos todo el tiempo. Cualquier cosa la vemos con solución y solo es imposible lo que no nos gusta.Y 10 años después, solo mantenemos que, si es posible, viviremos en la misma ciudad y que nos veremos con la frecuencia que nos dejen nuestros futuros trabajos.
Pero yo sigo pensando que no sería mala idea tener una "isla" en la ciudad. Un sitio mágico donde pudiéramos tener todo lo que quisieramos y que solo compartiriamos con algunos privilegiados. Mi refugio, hoy por hoy, es mi cama. Bueno, miento, lo es cuando me tapo la cabeza con la sabana y , voilà, invisible para el mundo.Y tranquilos, que dejo espacio para no morir asfixiada...

Lo malo es que el espacio es muy reducido. ¡Y no hay Zara!Pero todo se andará.Seguro que la parte de mi cerebro que no ha crecido encuentra la solución porque...¿no sabéis que no hay nada imposible? ;-)
Feliz comienzo de fin de semana largo.

1 comentario:

Almendra Puck dijo...

Mi isla también es mi cama... pero hoy me ha traicionado y supongo q tengo q echarle la culpa por haberme dado un tirón en el cuello mientras dormía... cachis, mi isla se hunde!