No sabéis el miedo que me daba estar aquí otra vez. Cuando nos pasan cosas tristes en la vida como es la pérdida de una abuela,volver a nuestro día a día supone aceptar las cosas y volver a nuestra vida, dejando atrás todo ese dolor y casi es como si hubiésemos borrado todo. Y es que todavía soy muy pequeña para que ella no esté cerca. Nos quedaba tantas cosas por hablar y tanto que disfrutar una de la otra que ahora mismo estoy tan enfadada con el mundo por mantener el llamado ciclo de la vida que no sé cuándo se me pasará el mosqueo. Maldita gracia eso de nacer y morir, es una laguna muy grande por si Dios no se ha dado cuenta en plan de creación del mundo.
Pero pese a todo( a tener que celebrar la nochevieja en febrero por no haber tomado las uvas,a obligar a los Reyes a pasar de largo por no tener el balcón abierto ni ganas de que sus camellos parasen a beber, pese a suspender seguramente la única asignatura que me había propuesto no llevar a septiembre...)lo único que puedo hacer es agradecer a quien corresponda (sí, como habéis notado estoy en un periodo de reflexión sobre mi fe...es lo que toca y que sepa San Pedro que le va a costar un poco volver a tenerme en su lista, por malo y por no pasarle mis mensajes a su "jefe")el haberme dejado pasar 22 años a su lado.
Y explicado el motivo de mi ausencia bloggera en estas fiestas, solo me queda decir que espero que hayais tenido una entrada de año mejor que el mío y que sigais contando vuestros desastres en los blogs para saber que pasa por vuestras cabecitas.

Sed muy felices, mis niñ@s...