Hay días en los que parece que vamos repartiendo algodones de azúcar. Nuestros ojos son incapaces de ver con nitidez y todo tiene forma de corazón, como si Anne Igartiburu se hubiese metido en nuestra mente...y son días muy, muy raros, creedme.

Ese ha sido mi día de hoy y lo peor es que si me pudiera haber visto desde fuera, os aseguro que habría gritado pidiendo una palangana para deshacerme de tanto pastelismo...Pero no sé por qué pero tengo una sonrisa tonta todo el día (y mira que después de lo vivido en los últimos días tendría que estar llorando y sacando el pasaporte para huir muy lejos de aquí) y no se me quita. Y es que creo que he tenido que tener un cortocircuito emocional, como si después de tanto drama me hubiese transladado a un universo paralelo y para volver a mi dimensión me hubiera tenido que pegar un golpe contra alguna pared a mucha velocidad...porque sino, no entiendo la facilidad con la que mi estado de ánimo se ha cambiado.
Puede que sea porque esté adquiriendo mis super poderes mágicos o porque la primavera está llegando (sí, parece raro, pero para mí, el calendario es mucho más simple que para el resto de los mortales: tras la navidad, mi cumple y el buen tiempo y eso que hasta febrero no celebro nada...y de ahi llegamos a verano, así que solo tengo dos estaciones y en las 2 me dan regalos...es lo que se llama una present girl).
Sea como fuera ,se acabaron los dramas durante una temporada y se da oficialmente la bienvenida a las gelveras, a las chuches a media tarde y a las risas en el sofá con las hermanas sin sentimiento de culpa por tener que estar estudiando en lugar de vaguear. Disfrutad de todo lo que tenemos tan cerca y que ni valoramos la mitad de las veces porque cuando estamos más receptivos a ser felices es cuando más lo somos.
P.D: y dad las gracias que no hago lo que tenía pensado en la biblio porque todavía creo que debo dejar que el público masculino se olvide un poco de mí, que si no...


Buena semana, mis niños.