Se ha hecho esperar tanto que incluso por un instante pensé que no aparecería. Pero no, tenía que venir para hacerme aún más difícil este penoso mes de Enero. Pues bien, os comunico que el primer suspenso de este curso que apuntaba tan alto ha llegado. Y no me vale que me digáis que tenía justificación y que todavía
queda junio o septiembre porque no me vais a convencer porque sé que todo el mundo tiene problemas en su vida diaria y hay mucha gente que no dramatiza tanto como yo y puede con todo. Pero estoy muy cabreada porque tengo que pagar mi ira no volcada antes con esto y así ya me desahogo.
Además llevo una semana que no sé ni para qué me levanto de la cama: de la humillación cada vez que veo a alguien de la biblio he pasado a una especie de ira/superioridad por culpa de Juan Sin miedo y su poca capacidad de centrarse en algo (sí, Buda, ya te contaré pero creo que la historia se repite) por no hablar de la sensación que tengo ahora por ser tan poco tolerante con cierta persona a la que tampoco le dejo las cosas claras para evitar jaleos innecesarios.
Y para completar todo este repertorio de desastres, aprovecho cada ocasión para no estar en casa donde parece que no hay tranquilidad ni buenas formas porque todavía estamos en zonas movedizas.
¡Qué ganas tengo que Febrero se porte como un campeón y solo me traiga buenas cosas!


Y a estas alturas de mi vida y con la lluvia que está cayendo últimamente en esta ciudad, lo único que me apetece es imitar a Freddy y ponerme a gritar que el espectáculo debe continuar...

Buen principio de finde, mis niñ@s