No es normal que sean las 12 y pico de la noche de finales de agosto y el termómetro siga marcando temperaturas superiores a los 30º C. No es normal que los ascensores se estropeen justo ahora y tengas que limitar tus salidas porque 56 escalones son muchos como para pasarte todo el día subiendo y bajando. No es justo que la gente se enfrente a retos nuevos cuando llegue septiembre y tu sigas envuelta entre tus manuales feos y asquerosos. Tampoco es justo que lleves ¡10 días! sin pisar la arena de la playa(vale, esto suena a egoísmo del malo, pero pensad que lo digo porque mi mami es feliz haciendo bocatas playeros y le estoy quitando este pequeño placer y no hay derecho que una madre sufra tanto...)y que no te puedas ir de acampada con tus amigos.

Pero lo que de verdad no es normal es que me coja el disgusto del siglo cuando descubro que mi mp4 se ha ido al cielo de los reproductores de música. Porque he llorado y no me arrepiento, hala, ya lo he dicho. He entrado en cólera cuando mi padre ha venido a consolarme diciendo que no era para tanto (¡padres!¿cuándo se convertirán en los padres de películas americanas comprensivos y modernos?), he gritado a mi querido y adorado Gato cuando ha intentado "destrozarlo/arreglarlo" y me he hecho daño en una parte del pie cuya existencia desconocía al cerrar la puerta de mi cuarto, enfadada como los dioses, y sin darme cuenta que mi pie hacía de tope.

Así que tengo que empezar la semana con un calor asfixiante, con poquiiiiiiiiiiiiiisimas ganas de entender el mundo apasionante de las inmunoglobulinas, linfocitos y de complementos (hombre, de bolsos sé un rato, puede que al final consiga ver el lado bueno y todo =)...y ya sé que he quedado a la altura de Paris Hilton, pero me da igual,que todo el mundo se podrá reír de ella y de sus vídeos pornos pero tiene un avión privado y el teléfono de Marc Jacobs...)y sin poder ir cantando en la bici de camino a la biblio, sin tener mis minutos de relax y sin poder huir de compañeros algo pesados con mis cascos.

Para que luego digan que la cuesta de septiembre no existe.

Empezad con buen pie la semana, mis niñ@s, y sed muy felices.