domingo, 21 de junio de 2009

Eduardo Puelles. No es, por desgracia, un nombre más. Es un nombre lleno de valentía y de dolor. Es la última víctima de unos asesinos. Es un hombre que deja atrás una familia porque unos cobardes lo ha decidido. Y porque otros, igual de cobardes que ellos, apoyan que sus ideas se defiendan así. No sé ni cómo describir la impotencia que siento en estos momentos. La decepción y el miedo que vuelvo a sentir porque estos malditos no tienen ningún criterio para llevar a cabo los asesinatos. Bueno, miento, van contra uno de los bienes más preciados que tenemos, la LIBERTAD. LIBERTAD para decir que no estamos de acuerdo con sus ideas. LIBERTAD para condenar sus modos y LIBERTAD para llamarles asesinos porque no son los únicos que sienten amor por su lugar de origen. Y lo que más rabia me da es el sentimiento de superioridad que tienen algunos y que no se dan cuenta que si no lo condenan es como si ellos estuvieran haciendo cada bomba, empuñando cada pistola o siendo cada uno de los chivatos que suministran la información para que acaben con la vida de HOMBRES con todas las letras. No sé si recibirán su merecido, si serán detenidos o si, simplemente se darán cuenta que este no es el camino pero de lo que sí estoy segura es que no podrán con todos y , que más allá de las creencias que tengamos, serán juzgados allí arriba y, por suerte, de esa no se escaparán.




2 comentarios:

Almendra Puck dijo...

Uf, Charada, mucha fe tienes tú... espero que tengas razón y sean juzgados si no aquí abajo, al menos allí arriba. A mí me dan asco.

Anónimo dijo...

habrá justicia.tiene que haberla.